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Xerosis cutánea

La xerosis cutánea es la manifestación clínica de la piel excesivamente seca: falta de lípidos y agua en la epidermis que produce tirantez, descamación y, a veces, picor e inflamación. En Latinoamérica, donde conviven climas muy distintos —desde zonas húmedas tropicales hasta altitudes frías— la xerosis puede aparecer por razones medioambientales, por hábitos de cuidado inadecuados o por condiciones internas como el envejecimiento. Reconocer los primeros signos y aplicar medidas preventivas ayuda a evitar complicaciones como fisuras o infecciones secundarias. 


Una intervención temprana combina cambios de rutina (duchas más cortas, evitar agua muy caliente, jabones suaves) con productos que restituyan la barrera cutánea y retengan humedad. En regiones con alta radiación UV, además, la protección solar diaria es clave porque el sol puede agravar la pérdida de humedad y acelerar la fragilidad de la piel. Integrar protección y humectación es la mejor defensa para mantener la piel confortable y funcional; por eso muchas rutinas saludables incorporan protectores formulados para aportar hidratación además de filtro solar. 

Xerosis piel 

La xerosis en la piel se observa como una textura áspera u opaca, con escamas finas y, en ocasiones, manchas blanquecinas por descamación. Puede afectar áreas localizadas (como piernas y antebrazos) o tener carácter más generalizado; su intensidad varía según la edad, el clima y la exposición a agentes agresivos. En poblaciones urbanas, la polución y el ambiente interior con aire acondicionado son factores que facilitan la aparición de piel seca, por lo que adaptar la rutina a estas condiciones es imprescindible. 


El abordaje práctico incluye el uso de emolientes y humectantes que contengan ingredientes como glicerina, urea o ceramidas; estos componentes atraen y retienen agua en la epidermis y ayudan a reparar la matriz lipídica. También conviene escoger texturas acordes al clima: fórmulas más ricas en invierno y texturas más ligeras en zonas húmedas. Mantener una hidratación interna suficiente (beber agua) y evitar la ropa muy ajustada o tejidos ásperos completan las medidas preventivas para reducir la incomodidad diaria. 

Xerosis del cutis 

Cuando la xerosis afecta el cutis, el rostro pierde luminosidad y puede presentar descamación visible en mejillas, aletas de la nariz o frente; además, la sensación de tirantez es más notoria al realizar gestos faciales. El cutis es una zona especialmente sensible porque está continuamente expuesta a radiación, viento y contaminación, por lo que requiere productos faciales que combinen humectación con refuerzo de la barrera. La limpieza debe ser suave, evitando tensoactivos agresivos que eliminen los lípidos protectores. 


En la práctica diaria, aplicar un hidratante facial formulado con agentes oclusivos ligeros y humectantes es fundamental, y la protección solar aporta un paso extra de cuidado para no aumentar el daño. En contextos latinoamericanos se prefieren texturas no grasas que permitan confort durante el día y sean compatibles con el clima local; por eso muchas rutinas incorporan protectores con efecto hidratante que no obstruyen el poro y ayudan a mantener la elasticidad del cutis. En la elección de productos, optar por fórmulas dermatológicamente probadas reduce el riesgo de reacciones en pieles ya comprometidas. 

Qué es xerosis 

La xerosis, en su definición médica, es la sequedad patológica de la piel debida a alteraciones en la barrera epidérmica y en el contenido lipídico. Sus causas pueden ser múltiples: desde factores externos (clima, jabones, sol) hasta internos (déficit nutricional, deshidratación, enfermedades endocrinas). Identificar la etiología guía el tratamiento: si la xerosis se debe a hábitos, las medidas higiénico-dietéticas serán suficientes; si hay una causa sistémica, será necesaria la intervención médica. 


El diagnóstico suele ser clínico, apoyado por la historia y la observación; en casos persistentes el dermatólogo puede indicar análisis o pruebas complementarias. El enfoque terapéutico combina restauración lipídica, corrección de hábitos y, en casos severos, fórmulas medicadas que reduzcan inflamación y restablezcan la función barrera. El objetivo siempre es devolver flexibilidad a la piel y prevenir complicaciones, priorizando productos que aporten ingredientes activos efectivos sin fragancias ni alcoholes irritantes. 

Xerosis dérmica 

La xerosis dérmica hace referencia a la sequedad que compromete amplias áreas del cuerpo y puede asociarse a sensibilidad crónica, prurito intenso y un mayor riesgo de grietas o eccemas secundarios. En algunas personas, la xerosis dérmica tiene carácter estacional (peor en invierno); en otras, es persistente y requiere un protocolo sostenido de cuidado. La elección de emolientes con ceramidas, lípidos y factores humectantes es la base del manejo. 


Además de aplicar emolientes corporales varias veces al día, los tratamientos más severos contemplan baños cortos con aceites limpiadores, evitar productos con sulfatos y usar ropa de algodón para minimizar fricción. La protección solar también es parte del plan: radiación y resequedad actúan en tándem para debilitar la piel; por eso, en LATAM se recomienda un protector que aporte filtro y, a la vez, propiedades hidratantes, ayudando a mantener la piel confortable durante la exposición diaria. 


Preguntas frecuentes 


¿Cómo se quita la xerosis? 

Es importante protegerse la piel de los rayos solares y agentes externos con un protector solar, además, es importante que los baños se hagan con agua tibia y no más de 10 minutos.  


¿Qué vitaminas necesito si tengo la piel reseca? 

La vitamina C es un elemento que ayuda a la salud de la piel, esta vitamina está presente en los protectores solares de Beauty Care, que te ayudará con la resequedad. 

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